lunes, 21 de enero de 2013

ANIMALES EXTINTOS QUE NO SE EXTINGUEN

Hay una especie de máxima de la biología que dice que una población de menos de 1.000 ejemplares de una especie determinada no puede sobrevivir; debe ser de hecho considerada como técnicamente extinguida. También se dice que si no aparece una evidencia física de su existencia durante 50 años la especie debe ser considerada extinguida. Ahora bien, sucede que en ciertos casos algunas especies extinguidas reaparecen de vez en cuando. Uno de esos casos paradigmáticos es el del tylacino o tigre (o lobo) de Tasmania. Oficialmente extinguido desde 1936, la gran cantidad de testimonios fiables de su existencia posteriores a esa fecha (incluyendo los indicios hallados por la expedición de Eric Guiler y David Fleay en las selvas del noroeste de Tasmania en los ´60) forzaron a que se lo considere una especie amenazada hasta 1985. La UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) considera al tigre marsupial como especie extinguida debido a que cumple el criterio de que si no aparece un nuevo ejemplar durante un lapso de 50 años la especie debe considerarse como tal. En cambio la CITES (Convention on International Trade in Endangered Species of Wild Fauna and Flora) lo cataloga como "especie posiblemente extinta". 
El animal ha sido reportado en Tasmania, Australia continental y en Nueva Guinea (en la frontera entre Papúa Nueva Guinea e Irián Jaya). Los investigadores tasmanos independientes Buck y Joan Emburg han recogido 360 avistamientos en Tasmania y 269 en Australia continental (la mayoría en la región de Victoria) desde 1936. El Mistery Animal Research Center of Australia y el Ministerio australiano de Conservación y Gestión de la Tierra registraron 138 y 65 observaciones del animal respectivamente en Australia Occidental en el período 1936-1998. Por otro lado la Australian Rare Fauna Research Association consigna un total de 3.800 avistamientos desde 1936 en el continente australiano. Muchas de las observaciones registradas pertenecen a testigos confiables y calificados. Las evidencias materiales sobre la existencia del tylacino son huellas, fotografías y hasta filmaciones, pero ninguna se considera concluyente. A pesar de que se han ofrecido cuantiosas recompensas para quien aporte una prueba consistente de la existencia del lobo marsupial, no ha habido ninguna hasta la fecha.
Quizá la prudencia de la CITES para no considerar totalmente extinguido al tylacino no se deba sólo a la persistencia de los avistamientos, pese a que no se den pruebas concluyentes. Tal vez hay otra razón, como por ejemplo el caso del petrel cahow. Esta ave de las islas Bermudas se consideraba extinta desde 1630. La numerosa población nativa de cahows estaba amenazada desde la introducción de cerdos en las islas por los españoles en 1850, pero el golpe de gracia lo dio la llegada accidental de las ratas en 1614. Desde 1630 ningún cahow fué visto en Bermudas...hasta 1906. Ese año el naturalista Louis Mowbray se encontró con un ejemplar vivo en una de las islas del archipiélago Castle Harbour. En 1935 se halló una cría muerta y en 1945 las olas arrastraron un ejemplar adulto a una playa de Cooper's Islands. Las evidencias ameritaban la organización de una expedición de búsqueda, la que se realizó bajo el mando de Robert Cushman Murphy, del Museo Americano de Historia Natural, y de Louis S. Mowbray, conservador del Bermuda Government Aquarium (e hijo de Louis Mowbray, el que halló el primer cahow en 1906). El 28 de enero de 1851 la expedición consiguió atrapar un ejemplar vivo del petrel cahow. No hubo tardanza en declarar los islotes de Castle Harbour, y luego el islote Nonsuch, como santuario protegido de la especie redecubierta. Los investigadores lograron censar la población completa luego de diez años de arduo trabajo: eran 18 parejas.  Hubo que hacer un esfuerzo enorme de 35 años para aumentar la población a 52 parejas.
Existen casos de animales que sólo se conocían en el registro fósil y luego son descubiertos vivos en la actualidad. Es el caso del posum o falangero pigmeo de montaña, desubierto en 1966 y de cual sólo quedan dos poblaciones aisladas en peligro de extinción : una en Victoria y otra en Nueva Gales del Sur (Australia). Recientemente una expedición entre 2005 y 2007 descubrió una especie de posum pigmeo (Cercatetus) junto con la de una rata gigante (Mallomys) en la selva de Foja, cuenca del río Mamberano, Papúa Occidental (Indonesia).
En 2009 expediciones de la organización conservacionista estadounidense Conservation International, al mando de Stephen Richards descubrieron unas 200 especies de animales sin catalogar en las selvas de las montañas Nakanai (Papúa Nueva Guinea). Una de esas especies es el murciélago frugívoro de nariz tubular llamado Murciélago Yoda (Nyctimene), que llega a medir 40 cm. de longitud y 150 cm de envergadura. Se trata de una especie en peligro de extinción.

En 2010 se anunció el descubrimiento de una nueva especie de varano gigante: el varanus bitatawa, o monitor gigante de Filipinas. En realidad la historia comienza en 2001, cuando unos cazadores fotografiaron un gran lagarto arborícola de dos metros de largo en la Sierra Madre, isla de Luzón, Filipinas. En 2009 una expedición logró dar con un ejemplar adulto capturado por aborígenes locales.







En 2010 también se descubrió una nueva especie de primate: el mono de cara chata de Birmania (Rhinopitecus Strykeri). En realidad los científicos no hicieron más que confirmar lo que ya sabían los naturales de la región donde vive el animal: que existía un simio llamado "nwoah" en una zona de 270 km cuadrados a orillas del río Maw, estado de Kachin (Birmania nordoriental). Se cree que la población de estos simios oscila entre 270 y 330 ejemplares, por lo que estaría en peligro de extinción. Por otro lado, no se ha podido fotografiar al animal sino hasta 2012, por lo que sólo se tenían identikits hechos digitalmente. Al parecer la labor de fotografiar al nuevo animal no fué tarea sencilla.













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